Subí a la micro camino a mi
casa tras realizar un trámite en el cetro de Talca. Para mi mala suerte, note
que no me quedaba sencillo solo segundos antes de que el conductor malhumorado
asintiera a regañadientes que me tenía que llevar gratis. Estaba revisando por última
vez los 180 pesos que me quedaban (supongo esperando a que se multiplicaran
bíblicamente) cuando me despierta un... ¿cuánto le falta? proveniente de una
señora redondilla y de incipiente bigote sudoroso... La oferta me dejo
perplejo, más que por la sudorosa proveniencia y la entallada envolvente de
lycra de la emisora, porque se notaba que 400 pesos le resultaban más significativos
a ella que a mí. Tengo quinientos treinta me dijo (el pasaje cuesta 400) de lo
que inferí estaba dispuesta a cancelarme el pasaje completo cosa que me dejó
mas atónito aún.
Pero… se los voy a quedar
debiendo -le dije- a lo que contestó con agilidad: “no importa ya le hará bien
Ud. a alguien”-me dijo lo que finalmente descerrajó mis emociones…
¿Moraleja de la historia?,
dos cosas: una, los humanos, no sé muy bien porque, nos esmeramos en
procurarnos porfiadamente el bien en ciertos casos y dos; la transpiración se
acumula en forma de gotitas, haya no bigote…
miércoles, 09 de enero de 2013, 15:53:16
No comments:
Post a Comment